Antes de comenzar ninguna terapia, es importante recalcar que aunque cada caso comprende unas características distintas, podremos diferenciar tres grados fundamentales: leve, moderado y profundo.
Mientras que en casos de un autismo leve, este puede ser prácticamente imperceptible o confundirse con timidez, falta de atención, excentricidad… en los casos más severos podemos encontrarnos una ausencia completa del habla o emisión de sonidos repetitivos, un comportamiento estereotipado, dañino y/o agresivo, contra el mismo o contra las demás personas.
Un usuario con un nivel de autismo grave, suele estar aislado socialmente y la interacción con otra persona es difícil de conseguir, para ellos es como si los demás no existieran o no supieran relacionarse con ellos. Incapaces de desarrollar la imaginación, no les interesa participar en juegos sociales.
Cuando nos encontramos con un caso de autismo, suele existir una incapacidad para relacionarse con otros individuos, así como una falta de búsqueda por parte del paciente de actividades placenteras, intereses, objetivos compartidos con otras personas.
Es habitual, que dentro de los niños afectados por este trastorno, exista una alteración en la comunicación, así como un retraso del lenguaje o una inexistencia completa.
El objetivo en una TAA, es la mejora del paciente en los campos en los que el programa haya sido diseñado (habilidades de comunicación verbal y no verbal, comprensión de emociones, respeto de normas, memoria, atención, motricidad fina y gruesa, estimulación sensorial, reducción de conductas estereotipadas…), por lo que todo el proceso debe estar evaluado y documentado por un profesional de la salud.
Si nos fijamos en las características más relevantes observadas en las TAA destinadas a Autismo, podríamos enumerar los siguientes beneficios:
- Aumento de la integración en la sociedad
- Mayor contacto visual
- Respeto de normas
- Habilidades de comunicación verbal y corporal
- Empatía
- Estimulación sensorial
- Tolerancia
- Aprendizaje y fijación de conceptos nuevos y olvidados
- Confianza y seguridad
- Reducción de la ansiedad
- Autocontrol
- Mejora de los patrones de sueño
- Reducción de estereotipias
- Aportes en el desarrollo de la afectividad
En el caso concreto del autismo, la ventaja fundamental al trabajar con perros es que la comunicación del animal es concreta, simple y mono-canal, por lo que la comunicación y actitudes del perro resultan más simples y reconocibles para una persona con autismo que las que emite otro individuo al intentar comunicarse con ellos; aunque no se ha encontrado el motivo de esta afinidad, se cree que es por utilizar solamente una vía de comunicación (visual) y emitir señales de una forma simple por parte de los perros.
Los ejercicios, muy simples al principio, sirven para crear una conexión entre el perro y las personas afectadas, ayudando posteriormente a exteriorizar estas conexiones con otros seres humanos.
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