Todos
queremos una familia feliz. En nuestra sociedad cada vez abundan más los
divorcios, los malos tratos, la infidelidad, la incomunicación, el egoísmo...
¿Qué
está pasando? Parece que todos los hogares se deshacen a nuestro entorno, pero
en cambio todos queremos una familia feliz. ¿Qué hacer?
Aquí
les muestro siete claves para una familia feliz.
No
son una fórmula mágica, pero aplicarlas en casa puede marcar la diferencia.
1. COMPROMISO
La familia fue diseñada por Dios con
el fin de ser de apoyo a cada uno de sus miembros y para promover las
relaciones y el desarrollo de todos nosotros. Pero lo que más seguridad da a
los hijos es ver que sus padres son un equipo. Que están unidos y comprometidos
a construir un hogar.
En nuestra sociedad individualista
todo es confuso. No se sabe qué es ser hombre y qué es ser mujer, pero hemos
sido creados diferentes para complementarnos.
Y compromiso supone también
fidelidad, no sólo fidelidad sexual en el matrimonio, sino en el tiempo, la
dedicación, la compañía... ¿O está ocupando el trabajo el lugar de tu marido?
¿Estás escuchando la tele en vez de escuchar a tus hijos?
El compromiso trae seguridad y paz.
2. TIEMPO
El tiempo es un bien precioso, y muy
escaso, por eso el tiempo que dediques a los tuyos mostrará el compromiso que
tienes con ellos.
El tiempo es como el aire: hace falta
un mínimo para vivir, y la familia sin tiempo para los suyos se va ahogando.
"Los padres han sido sustituidos
por el plástico" - decía una profesora de preescolar. Y es verdad, porque
el niño pasa más tiempo con sus juguetes que con papá y mamá.
Se hizo una encuesta a mil personas
mayores de 80 años preguntándoles qué harían ahora que no hicieron durante su
vida, y la respuesta que ocupó el segundo lugar en importancia fue:
"Pasaría más tiempo con las personas a las que he amado".
3. COMUNICACIÓN
Dice una cita bíblica: "Todo
hombre sea pronto para oír, tardo en hablar, y tardo en airarse". Pero
¿cuántas veces nos gritamos en vez de hablar?
La comunicación sincera,
transparente, en la que se hable, se escuche y se comprenda, es a la familia
como la savia al árbol.
La comunicación auténtica y honesta
permite que todos expresen cómo se sienten, qué quieren y qué piensan sin
reproches ni críticas.
¿Y no es la intimidad sexual una
forma de comunicación? ¿y qué comunicas? ¿deseo u obligación? ¿interés en el
placer del otro o egoísmo? ¿amor o resignación?
En toda comunicación debe haber
respeto y amor.
4. AMOR
El amor es lo que mantiene viva una
familia. Sin amor un bebé muere, un adolescente se mete en drogas y el
matrimonio se convierte en funeraria.
El amor no se "hace", sino
que se vive, se cultiva, se muestra y se expresa de una manera práctica día a
día. Cada vez que le dejas ver a tu esposo lo contenta que estás de él; cada
vez que le dices a tus hijos lo bien que han hecho los deberes; en cada pequeña
cosa puedes decirles "te quiero". Que poco alabamos a los nuestros y
cuán fácil resulta criticarlos, ¿verdad?
Si amas a los tuyos deja que lo
sepan. Piensa: ¿cómo puedo expresar amor a cada miembro de mi familia?
5. FE
La fe es uno de los ingredientes más
ausentes en las familias de nuestra tierra.
El Dr. Stinnett hizo un estudio sobre
la fe y la vida familiar, y averiguó que la fe en común y una vida religiosa
auténtica conlleva mayor felicidad en el matrimonio, menor número de divorcios
y separaciones y una vida más larga.
Unos padres que tengan una fe
personal y viva en Dios, un hogar en el que Él sea el centro tendrá una
influencia muy beneficiosa sobre los hijos. Disfrutarán de una mayor seguridad,
una sensibilidad por lo no-material, una ética solidaria, etc.
Pero hablamos de una fe real, no de
ir a la iglesia por compromiso, no de hablar una cosa y hacer otra... ¿Qué dios
adoráis en casa? La tele, el trabajo, el coche... o a Dios.
Dice el profeta Isaías: "Los que
esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán".
6. RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Dicen que hay tres cosas seguras en
esta vida: Impuestos, Muerte y Conflictos.
Todo puede producir conflictos en el
hogar: matrimonio, hijos, estrés, agotamiento... Pero el problema real no es el
conflicto, sino más bien qué hacemos para solucionarlo: ¿gritamos? ¿salimos
corriendo? ¿nos hundimos? ¿nos insultamos? Afrontemos los problemas con
serenidad y de manera constructiva, pensemos que nuestros aprenderán de
nosotros a afrontar los conflictos e imitarán lo que vean en casa.
¿Sabes quién sufre más cuando dos
elefantes se pelean? La hierba. En cada conflicto matrimonial piensa en tus
hijos, porque ellos son los que más pueden sufrir.
7. SERVICIO
La familia no debe ser un centro de
egoísmo, sino un centro de apertura y de ayuda a los demás. La familia, unida,
puede fortalecer a otros y ayudarles a crecer.
La gran mayoría de problemas
familiares y psicológicos tienen su origen en un exceso de auto-contemplación.
Nos miramos tanto a nosotros mismos que como Narciso podemos llegar a creer que
nuestro ombligo es el centro del universo. Está bien cuidarse, arreglarse, ir
limpios, presentables y ser agradables a la gente, pero hay una joya aún mucho
más preciosa que es "un espíritu afable y apacible", como escribió el
apóstol Pedro.
Debemos ayudar a otros como familia,
porque nadie es tan rico que no necesite ayuda ni tan pobre que no la pueda
dar. El propósito de la vida no es vivir para uno mismo, sino poder mirar atrás
y ver que has podido ser de ayuda para muchos y has vivido según la voluntad de
Dios.
CONCLUSIÓN
Para concluir, recordemos que una
familia sólida y feliz tiene estas 7 características:
Están todos comprometidos unos con
otros.
Pasan tiempo juntos.
Tienen una buena comunicación.
Se quieren y se expresan amor entre
ellos.
Tienen fe en Dios y una vida
espiritual real.
Son capaces de resolver sus
conflictos.
Tienen un proyecto de vida de
servicio.
UNA FAMILIA FELIZ NO OCURRE DE LA
NOCHE A LA MAÑANA, SINO QUE ES EL RESULTADO DEL ESFUERZO DIARIO DE CADA UNO DE
SUS MIEMBROS.
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