Quizás muchas veces ha pensado que Dios no está a su lado y hasta podría creer que Él se ha olvidado de usted ¿Padre esta ahí? ¿Dios me escucha? Estas posiblemente sean algunas de las tantas preguntas que en ese momento usted le haga a Dios. Tal vez usted al despertar cada mañana diga: “Dios hoy quisiera escuchar su voz”
¡Señor, cuánto quisiera sentir un abrazo de usted! Y probablemente Dios le diga: “como me lo has pedido será hecho”. Y en el momento de ir a su sitio de trabajo, o bien sea a la universidad, un niño se cruza en su camino, el cual tiene lágrimas en sus ojos y le dice extendiendo sus manos “ayúdeme, por favor, deme de comer; tengo mucha hambre”, y usted por ir de prisa le da tan sólo unas cuantas monedas.
Ya terminado el día usted vuelve a buscar la presencia de Dios e inclina su rostro en señal de reverencia y lo primero que le dice a Dios es ¡Dios, hoy tampoco escuché su voz! ¿Cómo será su rostro Señor? Y Dios seguramente le contestará “hoy me viste y también escuchaste mi voz” ¿por qué dices que no me has visto, ni has escuchado mi voz?
Amig@, si usted quiere sentir un abrazo de Dios, abrace a un niño, mírelo a los ojos y verá en esa mirada tierna el reflejo de nuestro Padre Celestial.
No maltrate a un niño, no lo humille, llámelo siempre por su nombre y quiéralo mucho. Hermano(a), lo exhorto a seguir el ejemplo de Jesucristo, él le placía estar con los niños, tanto era así que dijo en una oportunidad “dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”, y culminó diciendo que si alguno quiere heredar el reino de Dios debe tener el corazón como el de un niño. Es decir, sin malicia.
Amig@, ¿cuántas veces ha tenido la oportunidad de abrazar a Dios, de besarlo y de escuchar su voz, y no lo ha hecho? Filipenses 4:9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; Y el Dios de paz estará con vosotros. “Un niño refleja la ternura de nuestro Padre Celestial”.
¡Señor, cuánto quisiera sentir un abrazo de usted! Y probablemente Dios le diga: “como me lo has pedido será hecho”. Y en el momento de ir a su sitio de trabajo, o bien sea a la universidad, un niño se cruza en su camino, el cual tiene lágrimas en sus ojos y le dice extendiendo sus manos “ayúdeme, por favor, deme de comer; tengo mucha hambre”, y usted por ir de prisa le da tan sólo unas cuantas monedas.
Ya terminado el día usted vuelve a buscar la presencia de Dios e inclina su rostro en señal de reverencia y lo primero que le dice a Dios es ¡Dios, hoy tampoco escuché su voz! ¿Cómo será su rostro Señor? Y Dios seguramente le contestará “hoy me viste y también escuchaste mi voz” ¿por qué dices que no me has visto, ni has escuchado mi voz?
Amig@, si usted quiere sentir un abrazo de Dios, abrace a un niño, mírelo a los ojos y verá en esa mirada tierna el reflejo de nuestro Padre Celestial.
No maltrate a un niño, no lo humille, llámelo siempre por su nombre y quiéralo mucho. Hermano(a), lo exhorto a seguir el ejemplo de Jesucristo, él le placía estar con los niños, tanto era así que dijo en una oportunidad “dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”, y culminó diciendo que si alguno quiere heredar el reino de Dios debe tener el corazón como el de un niño. Es decir, sin malicia.
Amig@, ¿cuántas veces ha tenido la oportunidad de abrazar a Dios, de besarlo y de escuchar su voz, y no lo ha hecho? Filipenses 4:9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; Y el Dios de paz estará con vosotros. “Un niño refleja la ternura de nuestro Padre Celestial”.
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Que tan cierto es, que cuando mas necesitamos de la presencia de dios, el se manifiesta en diferentes maneras, ya sea con los niños, los ancianos, las flores, el viento suave, en el cielo al ver las nubes o escuchar el canto de los pájaros en un tono especial, Señor gracias por decirme que tu estas ahí siempre a mi lado.
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