Existe una capacidad casi instintiva, un don en el hombre, que
le otorga nuevas energías para sobreponerse con la mayoría de las barreras y
obstáculos que le brinda el destino. Esta facultad es la esperanza, la cual es
la que nos impulsa a seguir; al igual que valientes gladiadores que continúan
en pie de guerra después de haber sido heridos por el filo de una espada en el
campo de batalla. La esperanza no se debe perder jamás; ni siquiera con las
pruebas más duras que nos ofrece esta impredecible vida. Debemos tener
esperanza que algún día se termine la discriminación y que nadie sea juzgado
por su color, nacionalidad, o clase social; esperanza que no hallan más padres
que maltraten a sus hijos,
de igual manera que los hijos jamás pierdan el respeto hacia
sus padres; la esperanza que se terminen la pobreza y el hambre en este
planeta; esperanza que todos seamos como hermanos, y que sea el amor y no el
odio que se anide en nuestros corazones; esperanza que las lágrimas de los
inocentes niños atormentados por la guerra, se transformen en eternas sonrisas
contemplando un nuevo día lleno de alegría y paz; esperanza de abrazar
nuevamente al viejo amigo, que un día se durmió para no despertar jamás; y la
esperanza que el hijo de Dios baje a la tierra por segunda vez. No obstante,
esta última, nos ayuda a incorporarnos, y levantar la guardia, para renacer
nuevamente y surgir de las cenizas como el Fénix.
Muchas gracias. =)
ResponderEliminarpues muy bonita esta tu pagina.
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